jueves, 21 de abril de 2011

Hoy me he sentado en el autobus, y había tanta gente diferente. No sabría definirles, es como cuando andas por las calles húmedas de Madrid y se contraresta la pobreza de un mendigo y la riqueza de un acaudalado. Cuando todos piensan para ellos, te miran en la estación de metro pensando en los bonitos zapatos que llevas, ojeando de vez en cuando la revista que lees, o simplemente girando la cabeza al compás de la musica de su mp3- Todo es tan diferente de como yo lo veo, cada uno va a su historia, sin importarles los demás, nos solemos reír de tonterías que en el momento ocupó, de el niño del asiento trasero que no para de llorar. Pero en realidad somos tan iguales, que no lo imaginaría.
Y esque puedes juzgar a los demás, pero eso no quita que sean como son en realidad.

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